domingo, 9 de octubre de 2011

Vuelta al hogar

Acabo de aterrizar esta mañana en el vuelo de Khatmandu-Doha-Madrid.
He alquilado un coche y me voy a comer con Araceli, Mikel y Sanguita, en compañía de unos amigos.
Ya he hablado con mi amigo Jon Armentia para hacerme un reconocimiento en toda regla.
Cuando llegué del Lhotse, en primavera también me puse en manos del mejor equipo de especialistas para que me hicieran un chequeo. Ya me dijeron entonces que debería cuidarme y moderar mi actividad en una buena temporada. Les pedí permiso para ir al Manaslu, y como me puse tan pesado con ellos me dieron el visto bueno a condición de que fuera prudente.
Les he estado haciendo caso durante toda la expedición, incluso en el día más “expuesto” del ataque a cumbre. Pero la verdad es que fallaron un poco las predicciones meteorológicas y aunque el día era en general bueno, hacía un frío intensísimo y un fuerte viento. Como estaba tan bien, no quise desperdiciar la ocasión y no dudé en intentarlo. Y lo conseguí… pero claro el esfuerzo que fue mayor del previsto, hizo que me cansara más de lo que hubiera deseado y bajé bastante fastidiado. Incluso cuando me llamaron por el teléfono “satélite”, un poco preocupado por el mal rato que pasé, seguramente hasta exageré con mi estado físico.
En un día en el Campo Base y otros dos en Khatmandú, estoy de nuevo optimista y con ganas de hacer cosas.
Desde luego que no voy a desobedecer a los doctores, que espero que después de verme sean tan optimistas con mi estado físico como yo mismo, pero a ver si esta misma semana me dejan algún día libre para salir en mountain bike con mis amigos de siempre. Si alguien se anima…
Un abrazo, y hasta pronto,
Juanito

Con Araceli, Sanguita y Mikel…
 La nariz tengo un poco colorada, pero eso se arregla, sin más, en unos días


jueves, 6 de octubre de 2011

Ya estoy en el Campo Base

Cima del Manaslu, 05.10.11


He llegado a media mañana, desde el Campo II.
He bajado con un italiano, del grupo de Silvio Mondinelli. Hemos hecho el descenso juntos.
Estoy muy recuperado del cansancio que tenía ayer y que me preocupó mucho.
Me  influyó muy negativamente el frío y viento tan horrorosos, (que además no estaba previsto en los partes meteorológicos).
Mañana, como teníamos previsto bajaremos a Khatmandú. Bajaremos en helicóptero. Es lo normal en estas expediciones, y además resulta hasta más barato. Te ahorras unos días que, después de hacer cumbre y bajar más cansado, si vuelve a hacer mal tiempo, no sabes ni cuándo vas a llegar ni para cuando vas a poder coger el vuelo de regreso a casa.
Enseguida estaremos juntos. Ya os contaré más cosas, relajadamente.
Un fuerte  abrazo,
Juanito

miércoles, 5 de octubre de 2011

Juanito alcanza la cima del Manaslu: 8.156 m

9:00 horas en Nepal / 5-10-2011


Hemos salido a las 2 de la mañana (hora nepalí), con muchísimo frío y mucho viento y a las 9 ya estábamos en la cima. Del grupo que ha atacado hoy la cumbre sólo hemos llegado Silvio Mondinelli, otro italiano, y yo.
No he podido contactar por teléfono con nadie porque he tenido problemas con la comunicación.
He tenido, en la cima, un recuerdo especial, y le dedico esta ascensión a mi amigo Antxon Arza y a su familia que están pasando malos momentos por el fallecimiento de su hijo Adi en accidente de bicicleta.
Estoy tan contento y emocionado de haber conseguido esta cumbe como cuando subí mi primer ochomil. Reconozco que cada vez me resulta más duro y por eso la satisfacción es también mayor cada vez.
Estoy muy cansado y voy a bajar lo antes posible. Espero llegar al campo II, está a 6.200 m y a esa altura puedo recuperarme para llegar mañana al Campo Base lo antes posible. Tengo malos recuerdos de las veces que se me ha hecho tarde en la bajada.
Si siguen saliendo las cosas como hasta la fecha, probablemente este fin de semana o a primeros de la que viene estaré en casa.
Allí tendré el gusto de convocar una rueda de prensa para contaros con todo detalle cómo he vivido esta experiencia, que ha sido muy interesante.
Con esta ascensión ya he subido 26 ochomiles.
Para alcanzar el objetivo de repetir los catorce, sólo me quedan cuatro, que por orden de altitud son: Dhaulagiri 8.172 m, Nanga Parbat, 8.127 m, Broad Peak, 8.047 m, y Shisha Pangma, 8.023 m.
Un abrazo a todos y ya os contaré más cosas cuando llegue al Base.
Juanito
Dhaulagiri: 8.172 m

Nanga Parbat: 8.127 m

Broad Peak: 8.047 m

Shisha Pangma: 8.023 m






martes, 4 de octubre de 2011

Mañana es el día “C”… (de CIMA)

Ya hemos llegado al Campo III. Estamos en buena forma, aclimatados,(no tanto como fuera de desear), pero suficiente, y estamos a 7.400 m. el día es bueno, la previsión coincide con lo que estamos viendo, y dicen que va a seguir así por lo menos algún día más, así que no nos lo pensamos dos veces y mañana salimos a la cumbre.
Hoy es nuestro “día de reflexión”, hay que estar relajados, descansar, alimentarse e hidratarse, y mañana estar muy atentos y controlar cada movimiento.
Hay que subir y bajar…
Espero poder contaros algo mañana desde los 8.156 m de la CIMA.
Un abrazo,
Juanito




sábado, 1 de octubre de 2011

Nos vamos a la cumbre...

El pasado martes día 27 os contaba que estábamos pendientes de las noticias que nos mandarían los sherpas de una expedición comercial sobre el estado en que se encontraban nuestros campamentos.

Pues así sucedió y estando preparados para lo peor, resultó que por una vez, fallaron las “leyes de Murphy” y resulta que nuestros campos estaban bien. ¡Eureka!

Así que a preparar todo y para arriba.

La previsión se confirma como buena para unos cuantos días (de momento) y esta oportunidad la vamos a aprovechar, nos sea que nos arrepintamos.

El plan es tan sencillo como lógico. Hoy mismo, día 1, salimos para el campo I, dormimos allí, para ir poco a poco, no queremos batir marcas, sino hacer cima. Mañana día 2, domingo llegamos al campo II, que ya está a 6.600 m, y a descansar. Además hay que tener en cuenta que subimos con el campo III a cuestas.

El lunes, subimos al campo III, lo instalamos a una altura de 7.400 m, nos quedamos a dormir y tratar de descansar lo mejor posible para que ya el martes, día 4, si Dios quiere y tenemos suerte, podamos hacer cumbre.

Aún queda, como digo, de momento y según las previsiones, buen tiempo como para bajar tranquilamente, en función de lo “canso” que haya sido el ascenso.

Y nada más… procuraré enviar alguna noticia desde los campos de altura y sino, hasta la cumbre.

Un abrazo,

Juanito


martes, 27 de septiembre de 2011

¡Que será de nuestros campos de altura!

No sabemos qué habrá quedado de los campos I y II, después de cuatro días sin parar de nevar. 
El pasado viernes, día 23, estábamos tan contentos en el campo II a 6.600 m, mientras veíamos que nevaba un poco por la tarde y nos creíamos que al día siguiente iba a mejorar… 
Vana ilusión, acabamos bajando como pudimos al día siguiente en medio de una nevada que no ha dejado de caer desde entonces. 
Hoy día 27 ya parece que empieza a mejorar. Ahora coincide con las informaciones meteorológicas que nos facilita Russell Brice y volvemos a pensar que será cierto. 
Por otra parte, hace unos días llovía en el campo base, ahora es nieve. 
Han bajado todas las expediciones, estamos todos en el base. No queda nadie en la montaña.  
Tenemos noticias de otras expediciones a otros ochomiles y todos están igual. En el Dhaulagiri, que está entre otros Carlos Soria, están igual. También hablamos con Ferran Latorre y Nacho Orviz que están en el Cho Oyu y tienen más de un metro en el Campo Base, etc. 
En resumen, estamos preocupados por cómo estarán nuestros campamentos de altura (es la principal preocupación, por ahora, del resto de expediciones). En el 2008 nos tuvimos que volver porque lo perdimos todo, no pudimos encontrar nada de lo que dejamos. No obstante, de aquella ocasión aprendí y ahora no he dejado nada “imprescindible”. Este año tendría otra oportunidad aunque no encontremos lo que dejamos, o se lo haya llevado una avalancha.
Mañana salen para arriba los sherpas de una expedición comercial y ya nos van a comunicar cómo está el tema… aunque como acabo de comentar, aún puede estar peligroso por el riesgo de avalanchas. Ellos lo valorarán todo ello y ya nos lo contarán.
Como digo más arriba, la previsión parece que es buena, sin lugar a dudas, y  como mínimo para una semana.
Entonces, en función de las noticias de los sherpas que salen mañana, haremos la mochila con lo que necesitemos para arreglar lo que se haga falta o si hay suerte, únicamente con lo necesario para superar el  campo II y montar el último y definitivo que nos sirva para atacar la cumbre. ¡ojalá fuera así!
Muy pronto tendré más cosas que contar. A ver si son buenas.
Un abrazo,
Juanito

Arista del Txindoki (primavera 2011)

viernes, 23 de septiembre de 2011

DESDE EL CAMPO II, A 6.600 m

Hoy, viernes, día 23 hemos llegado al campo II, pensábamos haberlo hecho antes pero el mal tiempo nos ha retrasado los planes.
Esto fastidia un poco pero no me preocupa, aún tenemos tiempo, hay que ser optimista.
He hablado por teléfono con Javi Lekuona de la SER, creo que lo habrá grabado para el informativo de mediodía. Así que os contaré lo mismo que he hablado con él.
Hemos subido directamente del Campo Base, con buen tiempo pero ahora que ya es media tarde está nevando. A ver si va perdiendo fuerza el monzón y va mejorando esto.
Ya tenemos instalado el Campo II, estamos a 6.600 metros. Nos quedaremos esta noche y quizá mañana también. Antes de bajar, subiremos un depósito más arriba para cuando montemos el último campamento, el III, que se suele montar a 7.400 m, 800 más alto que este y mitad de camino entre donde estamos y la cima.
Hay expediciones que llegaron al Campo Base mucho antes que nosotros, pero aún no hay nadie que haya atacado la cima.
Hay una expedición japonesa muy numerosa. Llama la atención porque son casi todos bastante mayores, es difícil calcularles la edad pero yo creo que hay muchos mayores de 60 años y yo diría que de 70.
La previsión meteorológica nos la facilita Russell Brice, neozelandés, dueño de la empresa “Himilayan Experience”,  seguramente el más prestigioso del mundo en cuanto a organizar expediciones de todo tipo, sobre todo en el Himalaya. Aquí está con 30 clientes (que por cierto, 28 de los cuales tienen previsto subir con oxígeno).  Su plan es hacer un campo más que nosotros, montará el II a 6.200 m, el III aproximadamente a 7.000 y el cuatro a 7.500 / 7.600, depende.
También ha llegado Oscar Cadiach, creo que viene con cinco clientes, catalanes,  y comparte permiso con la asturiana Rosa Fernández. Creo que a última hora se les ha sumado un chico, vasco, que vive en Tarifa, con el que coincidí en Katmandú.
En el Base no falta compañía… nos lo pasaremos bien, aunque a lo que hemos venido es a subir el Manaslu y cuanto antes podemos empezar a intentarlo, mejor. Sería “ideal”, que dentro de una semana o diez días, que ya estaremos incluso mejor aclimatados, haya una ventana de buen tiempo y podamos “atacar” la cumbre.
Un abrazo y hasta pronto,
Juanito







martes, 20 de septiembre de 2011

TREKKING AL ACONCAGUA CON JUANITO OIARZABAL

Para enero de 2012 estoy programando un trekking al Aconcagua.
A continación expongo algunos detalles sobre el mismo.
Si estás intearesado, llámame al teléfono 619 365 978

Trekking al Aconcagua (Argentina) : 6.959 m (techo de América)
Del 2 al 21 de enero de 2012
 PROGRAMA DE LA ASCENSIÓN
Día 1.-Salida, de noche (última hora del día) con destino a Buenos Aires.
Día 2.-Buenos Aires a Mendoza. Compra de la comida.
Día 3.-Tramitación permiso de ascensión al Aconcagua y desplazamiento hasta Penitentes
Día 4.-Penitentes, Horcones, Confluencia, ascensión hasta 3.800 m. Confluencia.
Día 5.-Concluencia, Plaza Francia (4.200 m), Confluencia.
Día 6.-Confluencia, Plaza de Mulas (Campo Base) (4.300 m).
Día 7.-Descanso.
Día 8.-Plaza de Mulas, Cerro Bonete (5.005 m), Plaza de Mulas.
Día 9.- Plaza de Mulas, (porteo) a Nido de cóndores (5.400 m), Plaza de Mulas.
Día 10.-Descanso.
Día 11.-Plaza de Mulas, Nido de cóndores, pasar la noche.
Día 12.-Nido de Cóndores, Berlín (5.900 m), Plaza de Mulas.
Día 13.-Descanso.
Día 14.- Plaza de Mulas, Nido de cóndores.
Día 15.-Nido de cóndores, Berlín.
Día 16.-Berlín, cerro ACONCAGUA (6.963 m), Berlín, o Nido de Cóndores.
Día 17.-Berlín, o Nido de cóndores, Plaza de Mulas.
Día 18.-Plaza de Mulas, Horcones, Mendoza.
Día 19.-Día libre en Mendoza (otro día de reserva).
Día 20-Mendoza, Buenos Aires, Madrid.
Este calendario puede ser flexible, ya que variaría en función de la climatología, que a su vez condicione la aclimatación, y nos obligue a permanecer algún día más en Confluencia o en el Campo Base de Plaza de Mulas.


PRESUPUESTO aproximado: 3.100,00 €uros
Puede variar en función del precio de los vuelos (la fecha en que se reserven, etc.)
INCLUYE:
Viajes en avión de Madrid a Mendoza. Ida y vuelta.
3 días alojamiento en Hotel (+ desayuno) en Mendoza
1 día alojamiento en Hotel en Penitentes (media pensión)
2 días alojamiento en el Campamento de Confluencia (pensión completa)
8 días alojamiento en Plaza de Mulas (pensión completa)
4 días en los campamentos de altura (con nuestras provisiones).
Traslados en Mendoza. Aeropuerto al Hotel, a Penitentes, a Horcones. (Ida y vuelta).
Traslados en Buenos Aires (cambio de aeropuerto)
Mulas y arrieros de Puente de Inca a Confluencia y Plaza de Mulas. Ida y vuelta.
Tiendas de altura.
Alimentación en la montaña.
Cocina y gas en la montaña
NO INCLUYE:
Equipo personal
Permiso de ascensión al Aconcagua
Comidas y cenas en Mendoza.
Bebidas (alcohólicas), en la montaña.
Porteadores, caso de requerirlos
Llamadas telefónicas
Duchas en Refugio-Hotel de Plaza de Mulas.
Traslado al Aeropuerto de Madrid, y regreso.
Otros gastos de índole personal
Seguro de asistencia en viaje
Tasas de aeropuerto
La noche en Buenos Aires (si la hubiere)
MUY IMPORTANTE!
Es imprescindible estar federado en la Federación de Montaña (extensión “todo el mundo”)
PASAPORTE

lunes, 19 de septiembre de 2011

DE NUEVO EN EL CAMPO BASE

El sábado instalamos el Campo I a 5.800 metros, pasamos la noche y el lunes a primera hora seguimos hasta los 6.600 m, allá dejamos un depósito de material para montar el Campo II. Preferimos no dejarlo montado, porque podría ser peligroso, pues estaba nevando, así que sin más bajamos de nuevo al Base. Cuando salimos el sábado llovía pero a medida que subíamos se convertía en nieve.
Hoy lo dedicamos a descansar.
Mañana martes, si no empeora el tiempo subiremos al Campo I a dormir, el miércoles a montar el II, donde haremos noche, el jueves, volveremos a bajar al descansar al Base.
Estamos confiados en que de una vez se retire el monzón y nos permita subir más para aclimatar debidamente.
Aún tenemos tiempo pues ya desde el principio teníamos previsto el ataque a la cima entre la primera y segunda semana de octubre.

Un abrazo,
Juanito




viernes, 16 de septiembre de 2011

CAMPO BASE DEL MANASLU (8.163 m)

El pasado día 8, por fin salimos de Katmandú camino del Manaslu y llegamos el día 14.
En 4 días llegamos con tiempo espléndido a Samagon (3.780 m), pero aquí volvimos a notar los coletazos del monzón, un día de descanso y de nuevo, camino del Campo Base.
Nos han hecho falta otros dos días para llegar a lo que será nuestro hogar durante un mes.
Aquí sigue lloviendo pero esperamos que no nos pase como el año pasado que se nos acabó el tiempo y no tuvimos ninguna oportunidad de hacer cima.
Hoy día 16, una vez instalado organizado  y acomodados en nuestro “camping” realizaremos la Puya (ceremonia-ritual-ofrenda), que hacen los sherpas para que los dioses nos protejan y tengamos éxito, consiguiendo nuestro objetivo.
Mañana,  con los dioses de nuestra parte,  trataremos de instalar el Campo I.
Aquí hay expediciones que han llegado antes que nosotros y ya tienen instalados dos campamentos de altura.
Yo estoy aquí con Silvio Mondinelli (que ha venido con “clientes”), comparto el permiso con él y colaboraremos para equipar nuestros campos de altura. También me consta que viene, con clientes, Oscar Cadiarch, con el que coincidí en alguna expedición en mis tiempos de “Al filo de lo imposible”.
Bueno, pues ya os seguiré contando qué tal me va por aquí…
Un abrazo,
Juanito

Manaslu, 8.163 m

jueves, 8 de septiembre de 2011

DE CAMINO AL MANASLU


Katmandú, 8 de septiembre de 2011-09-08
Por fin el día 4 de septiembre llegué a Katmandú. Hace mal tiempo. Lógico pues aún perdura el monzón.
Aprovecho para hacer las gestiones habituales, permisos, recuperar el material que tenía en depósito de expediciones anteriores, compras para completar el equipo y la comida, y saludar a los amigos.
En esta ocasión he coincidido con Nacho Orviz, asturiano, que suele trabajar de cámara para “Al Filo de lo Imposible”, y Toni Massagué, catalán, que están esperando a Ferran Latorre, cámara habitual del Filo… con el que he coincidido en muchas expediciones y que tienen como objetivo el Cho Oyu.
Hoy día 8 salgo con todo mi equipaje hacia el Manaslu, voy en un camión, con más expedicionarios que van a esa zona.
Con el mal tiempo que ha estado haciendo los últimos días la carretera estará cortada por desprendimientos en varios puntos.
En estos casos, como se van quedando más camiones o autobuses bloqueados entre medio, hasta que se pueda reparar la carretera, lo que tendremos que hacer es descargar el camión y atravesar a pie con la carga al hombro hasta el otro lado del desprendimiento en donde habrá otro camión, autobús u otro medio que nos irá acercando poco a poco a nuestro lugar de destino: Arughat.
Arugaht está aproximadamente a 570 m sobre el nivel del mar. Después iniciaremos la marcha a pie que también será incómoda por la lluvia y puede durar 6 ó 7 días y al fin 14 ó 15 llegaremos al Campo Base a 4.700 m.
Es lógico suponer que para estos días el tiempo se estabilice y empiece la aclimatación y el equipamiento de los campos superiores para que a primeros de octubre esté todo listo para hacer cumbre.
En esta marcha de aproximación seguramente no tendré la oportunidad de ponerme en contacto con vosotros. Así que hasta dentro de una semana.
Un abrazo,
Juanito Oiarzabal

En Katmandú con Nacho Orviz y Toni Massagué.


miércoles, 1 de junio de 2011

Comunicado sobre la ascensión, y descenso, del Lhotse (8.516 m)

21 de mayo de 2011

Ante algunas informaciones inexactas, comentarios injuriosos y opiniones que no se corresponden con la realidad de los hechos, me veo obligado a puntualizar lo siguiente con el objeto de restablecer la verdad, mi buen nombre y el de los compañeros implicados en dichas informaciones.
Esta primavera decidí intentar la ascensión del Lhotse (8516 m), uno de los ochomiles que me faltaban para mi proyecto 2 x 14 x 8000, y. lo hice a sabiendas de que el campo base del Everest, común con el del Lhotse, estaría masificado por la proliferación de expediciones comerciales que desde hace unos años han establecido en el glaciar del Khumbu la base de su negocio.
Lo que no podía suponer es hasta que punto la montaña que me encontraría es tan diferente a la que ya había escalado hace 16 años, una montaña, junto con el Everest, que ha perdido su esencia y se ha convertido en algo muy diferente al alpinismo de entonces. Lo peor es que la masificación y el ritmo impuesto por los intereses de las expediciones que llevan clientes a estas montañas hace imposible poder practicar otra clase de alpinismo o mantenerse al margen del ritmo que imponen.
A pesar de todo ello decidí quedarme y reconozco que aquella decisión fue una equivocación que, en buena medida, hoy estoy pagando. Me tendría que haber vuelto a España y haber regresado al Lhotse quizás en otro momento o por otra ruta, pero con mis 55 años mi primera impresión es que no tendría muchas más oportunidades, pensé que esta era mi última oportunidad de llegar a la cima del Lhotse sin utilizar de oxígeno.
Creo que no es necesario volver a recordar lo que dije en la rueda de prensa antes de mi partida. Yo iba sólo. Compartiendo el permiso de la expedición con algunos alpinistas que conocía, pero que nuestra responsabilidad colectiva se acababa en el campo base. A partir de allí comenzaba la responsabilidad personal. Quise decirlo expresamente por lo sucedido el año pasado en el Annapurna. Esa era una de las reglas aceptadas por cada uno de los que coincidimos al pie del Lhotse.
Compartíamos permiso Carlos Soria, Carlos Pauner, Javier Pérez (el cámara que acompaña a Pauner), Juanjo Garra, Miguel Ángel Pérez, Manuel González (Lolo), el checo Radek y un servidor, Juanito Oiarzabal, aunque no formábamos una expedición clásica con un grupo homogéneo y un líder.
De esta forma montamos nuestro campo base en el glaciar del Khumbu, compartiendo algunos servicios comunes, como suele suceder en estos casos: cocina y pocas cosas más. Por ejemplo Miguel Pérez y el checo establecieron sus tiendas en otro lugar y Carlos Soria había contratado a su serpa habitual, Muktu, mientras los otros cinco alpinistas compartíamos dos serpas, que nos ayudarían a transportar las cargas a los diferentes campamentos.
Realizamos nuestro trabajo habitual de aclimatación y montaje de campamentos y a mediados de mayo ya estábamos dispuestos para realizar el ataque a la cima que fijamos para el día 21 porque era la fecha en que había una mejor previsión de tiempo y vientos más débiles en la zona de la cumbre.
La ascensión hasta el campamento IV (a unos 7.900 m) se desarrolló con normalidad. En ese campamento coincidimos en el ataque a la cima: Carlos Soria y Muktu, Carlos Pauner, Javier Pérez, Juanjo Garra, Manuel Gonzalez, “Lolo”, nuestros serpas Norbuk y Pasang, y yo. Todos los que compartíamos permiso como he citado anteriormente. También subieron al campamento IV, con intención de atacar la cumbre, Miguel Ángel Pérez, Isabel García, el iraní Mahdi Amidia, Roberto Rodrigo y el mexicano Jorge Salazar.
Por supuesto, desde el inicio de la ascensión, cada uno tomaba sus decisiones y era responsable de si mismo y de su seguridad. Yo compartía tienda con Juanjo Garra y “Lolo” (el andaluz Manuel González), a ambos los conozco desde hace años. Son buenos compañeros y buenos alpinistas. A la mañana siguiente salimos y subiendo el corredor nos desperdigamos por las diferentes fuerzas de cada uno. Carlos Soria y el serpa Muktu, se pusieron botellas de oxígeno y fueron los primeros en alcanzar la cima, aproximadamente a las nueve y media de la mañana. Yo subía bien, aunque se me hizo muy duro, por el frío, el cansancio y el viento. El siguiente en la cumbre fui yo mismo, como a la una y media de la tarde, con un pequeño grupo en el que se encontraba Carlos Pauner, Juanjo Garra, Javier Pérez y Norbuk. De este grupo todos subimos sin utilizar oxígeno, excepto el cámara Javier Pérez.
Estuvimos poco tiempo en la cima, y como notaba que mis pies se resentían por las amputaciones me puse a bajar lo más rápido posible al campo IV. De bajada pude ver a Miguel Ángel Pérez, (que haría cima poco después de nosotros, creo que con oxígeno artificial), a Lolo (calculo que a 40 minutos de la cima, aunque en esas condiciones de cansancio y altitud no siempre los cálculos son exactos). Lolo dijo que iba bien (haría cima como a las tres de la tarde junto al iraní Mahdi Amidia) y que nos seguiría en la bajada: Un poco más tarde me crucé con Roberto e Isabel, en un cambio en las cuerdas fijas, y les informé de que aún les faltaba como una hora para la cumbre. Isabel me dijo que subirían a toda costa. Le contesté que bueno, que ellos sabrían. El mexicano Jorge Salazar y el sherpa Pasang, tuvieron problemas y decidieron retirarse y bajar al último campamento.
Llegué al campamento IV aproximadamente a las cuatro de la tarde, y me puse a derretir nieve para que mis compañeros tuvieran algo de beber cuando llegaran. Los que estuvieron conmigo en la cima llegaron poco antes del anochecer (como a las siete y media de la tarde), porque bajaban muy cansados.
Los últimos en bajar fueron Isabel y Roberto, que llegaron a eso de las cinco o las seis de la madrugada. Lolo no apareció. En el campo base habían recibido una llamada de él, que alarmó a toda la gente y se empezó a montar un operativo de ayuda. Isabel y Roberto, que venían detrás de él, no habían visto sus huellas lo que nos hizo suponer que lo más probable es que se hubiera caído al vacío por el corredor. Nosotros estuvimos llamándole y aunque el teléfono daba señal no obtuvimos respuesta.
Estuve toda la noche dándole vueltas y diciéndome que no podía repetirse la historia del Annapurna del año pasado. No conseguí dormir nada. Y eso unido al gran esfuerzo realizado para alcanzar la cima del Lhotse, y a que llevaba mal hidratado y mal alimentado los últimos días.
Apenas había sido capaz de ingerir un poco de líquido.
A la mañana siguiente comenzamos a comunicarnos con el campo base para saber qué podíamos hacer por Lolo, pero por los talkies los médicos sólo nos insistían en que bajáramos porque nuestra situación iba a empeorar y al final no podríamos hacer nada. Estuvimos mirando por si veíamos a alguien pero el resultado fue negativo. A pesar de todo, estuvimos esperando más o menos hasta las once, aproximadamente, (no recuerdo con exactitud la hora), y ya iniciamos el descenso hacia los campos inferiores.
Entre tanto, afortunadamente, los del campo base contactaron con los hermanos argentinos Benegas, Damian y Willy, (que conozco desde hace años), y el guía Matoco (Matías Erroz), que bajaban del Everest. Estos, en su descenso si que vieron a Lolo, cerca del Campo IV, fuera de la ruta normal de descenso. Se desviaron un poco de su ruta, (en parte común con la nuestra), subieron a nuestro campamento IV y luego a por Lolo.
También ayudaron a bajar a Roberto. A ellos les deben la vida. Y sin duda todos los que estuvimos allí se lo agradecemos.
En principio las noticias hablaban de que Lolo tenía las dos piernas fracturadas pero afortunadamente no fue así. Los hermanos Benegas y Matoco, junto con algunos serpas, ayudaron a bajar a todos al Campo II, ya de noche. Yo había llegado a este campamento también tarde porque me había quedado a esperar en el campo tres. De hecho algunos de los “rescatados” llegaron a este campamento antes que algunos del grupo que bajábamos por nuestra cuenta.
Hubo momentos de tensión con Carlos Pauner, que no se quiso poner la botella de oxígeno a pesar de que tenía un índice de saturación de oxígeno en la sangre muy bajo, y con Isabel García porque decía, al parecer, que le querían cobrar luego el coste del rescate, (de todo eso me enteré después). Parecía que, por fin y con suerte, todo se había acabado. Pero lo cierto es que yo llevaba cinco días de ascensión, y en los últimos días no me había cuidado. Lo cual, sin duda, es exclusiva responsabilidad mía. Había comido y bebido muy poco. Estaba completamente agotado y tenía los pies tocados. Además ya en el campo II tuve que cambiarme de tienda para hacer sitio a Lolo, así que tampoco descansé bien.
A la mañana siguiente un helicóptero subió al campo II, a unos 6400 metros, para evacuar a Lolo y Roberto a Katmandú. El resto comenzamos a bajar al base.
Yo estaba muy tocado, antes de comenzar a bajar me tomé unas pastillas de Fortecortín (dexametasona, un corticoide). No podía con mi alma. A pesar de todo logré llegar al Campo I, pero iba tan lento que me veía incapaz de llegar esa jornada al campo base, a pesar de que es una bajada que en condiciones normales la había hecho en menos de tres horas. Pero ya no estaba en condiciones normales. Me puse a derretir nieve en el Campo I, pero ya ni me entraba el agua aunque pude beber algo de unos tubos de leche condensada. Todos juntos nos pusimos a bajar.
Cuando llevábamos como una hora de descenso paré a Carlos Pauner, Juanjo Garra y Javier Pérez, para pedirles que me pusieran una inyección de dexametasona. También le pedí a Javier, el cámara de Carlos, que me dejara una botella de oxígeno para ver si así podía mejorar algo. Y así, casi arrastrándome, logré llegar ya casi al final de la Cascada de Hielo, a una media hora del campo base. Les pedí a los compañeros que me dejaran, porque ya no podía más y quería descansar algo más ahora que ya estaba abajo. Sabía que ellos también tenían bastante con lo suyo. Hablamos con Edurne y le dijimos que enviara a algún serpa a nuestro encuentro.
Así pude llegar al campo base, que insisto, estaría como a media hora de ese lugar.
Agradezco de corazón a todos los que me ayudaron. Pero faltan a la verdad los que dicen que me rescataron del campamento IV y los que me acusan, sin nombrarme, por haber puesto a mis compañeros en peligro.
Ni mucho menos, tengo nada que ver con un operativo de rescate en el que yo no he estado envuelto.
Desgraciadamente las fotos que llegaron a España no fueron de la operación de rescate sino la mía llegando al campo base en una situación lamentable, y simplemente porque ya estaba en el campo base y había periodistas con cámaras e Internet para distribuirlas inmediatamente sin tener siquiera en cuenta que nuestras familias no estaban del todo informadas, mezclando la información de un rescate a 7900 m con mi llegada al campo base. De todo eso soy completamente ajeno. No me siento aludido cuando se dice que “se puso en peligro a cientos de personas” porque yo no he puesto en peligro a nadie.
Reconozco que ha sido una bajada dura, aunque desde luego no tiene nada que ver con el dramático descenso del K2 del 2004. Resumiendo, he hecho una ascensión hasta la cima bastante buena, sin problemas, con el primer grupo que no usó oxígeno. Y la bajada fue muy penosa, por la falta de hidratación, y también por la falta del descanso mínimo, debido a la tensión de esos días en los que estuve en vilo. Es un fallo mío, lo reconozco. Lo que no entiendo es cómo algunos, sin saber nada de lo sucedido, sin analizar todo estos datos, me han elegido, una vez más, como chivo expiatorio de una situación de la que no he tenido nada que ver ni he sido responsable. Por supuesto desmiento que hayamos dejado basura en la montaña, pues el bajar con todo nuestro material ha sido una de las razones de bajar tan despacio. Es probable que, en este caso, haya habido algún malentendido porque en el campo 4 cuando subimos había alguna tienda de algunos alpinistas que habían subido antes, pero todo nuestro material de los diferentes campos fue retirado.
Por último me gustaría contestar a algo que ha dicho un responsable de cierta expedición comercial cuando nos ha acusado de “una gran falta de profesionalidad y ética alpinística”.
Respecto a lo primero cabría señalar que el único dato objetivo para dirimir tal cuestión es el historial deportivo y creo que, en ese apartado, no tengo nada que envidiar a esa persona. Respecto a lo segundo me parece paradójico. Porque no deja de serlo que uno de los mayores responsables de haber montado este circo del Everest, simplemente para enriquecerse, de haber convertido la montaña más alta del planeta en la más vulgar, de llevar toneladas de material y botellas de oxígeno, que hoy se reparten en buena medida en los campamentos, venga a dar lecciones de ética desde una pretendida superioridad moral que, desde luego, no le reconozco. Lo único opuesto a la ética de la montaña es precisamente de lo que ha hecho su negocio.

miércoles, 11 de mayo de 2011

LOHTSE EXPEDIZIOA

LHOTSE EXPEDIZIOA 
JUANITO OIARZABAL PROJECTO 2 X 14 X 8000

Unos lo llaman aclimatación, otros sadomasoquismo (CB-CII del 27 al 30 de abril)

Después de la noche Toledana en el campo I, que os relatamos en la anterior crónica, tocaba volver a empezar, y más cuando tienes al lado un animal de las cumbres, un insistente taladro que te recuerda que hemos de subir, que hemos de instalar, que hemos de aclimatar, que hemos de portear, que hacemos tarde… esa es la idiosincracia del hiperactivo Juanito!

El miércoles 27 de abril, a las 4’30 h de la madrugada estamos desayunando en la tienda comedor, un té, un café con leche (preparado en termo la noche anterior) y algún atrevido  unas galletas príncipe, es lo que da de sí la hora. A las cinco de la madrugada empezamos nuestro deambular. Primero son 15 minutos para calentar el organismo, antes de ponernos los crampones en el glaciar. Ya conocemos el Solo Khumbu de veces anteriores, vamos ostensiblemente más rápidos, las escaleras que nos protegen del fondo de las grietas nos son más propicias.

Contamos con dos sherpas de altura para cinco expedicionarios, para facilitar la tarea de largos porteos que conlleva la equipación de la ruta de una montaña como el Lhotse. Ellos son Norbuck y Lakpa. Hasta ahora no han tenido mucho trabajo; resfriados inoportunos y toses generalizadas  daban al trasto con el traslado de parte del material. Ellos parten delante nuestro para realizar un porteo al campo II y bajarse a dormir el mismo día al campo base.

La primera sorpresa la encontramos al llegar al Campo I. Nuestros sherpas porteaban con menos carga para coger material de ese campo hacia el Campo II. Curiosamente, siempre surge un mal entendido, y así es, parte del material lo acabamos porteando nosotros. Con las mochilas aumentadas de talla y peso, nos enfrentamos a la segunda y temida etapa de la jornada, el valle del silencio.  A penas representan 400 m de desnivel, pero tienen trampa. Es un valle con una disposición geográfica muy particular, hendido entre los contrafuertes del Nupse y Everest, siendo interrumpido drásticamente al fondo por la inmensa pared del Lhotse.  A pleno sol, con la reverberación de la nieve hacen de su transitar un suplicio, una inmensa y longitudinal planicie que gana lentamente metro a metro, donde la  pelea está en no deshidratarse en el intento por llegar a alguna parte sorteando grietas. El consejo es llevar para ese trayecto ropa clara, para reflejar mejor los rayos asfixiantes del astro rey. Aun así, nueve insoportables horas de trayecto (con filmación incluida) nos llevan finalmente al Campo II, donde nuestros porteadores han dejado un depósito de material.    
Con el ánimo que nos caracteriza, después de la espartana jornada, acalorados, nos disponemos a buscar un emplazamiento para la tienda de campaña. Tiramos los últimos cartuchos paleando nieve para hacer una plataforma lo más confortable posible.  Una vez estamos instalados, empezamos a fundir nieve para hidratarnos. Es un pequeño placer estar estirado a pierna suelta encima de los sacos, mientras murmuramos sobre los caprichos del trayecto.

El jueves 28, lo dedicamos a descansar. La ratonera del valle del silencio, hace que a pleno sol haya temperaturas escandalosas (34ºC), pero cuando este se retira, el frio corresponde a los 6.428 m de la latitud. Estas oscilaciones térmicas, juegan malas pasadas a nuestro organismo, que no sabe a qué atenerse.  A media mañana hemos de poner los sacos de dormir cubriendo la tienda para protegernos de la calima insoportable. Si fuera de la tienda se está mal, dentro peor. Ordenamos el material lo mejor posible y nos dedicamos a contarnos batallitas anteriores y futuros anhelos.

El viernes 29 ya va en serio, hacemos lo que los alpinistas calificamos como una punta de altura. Intentamos subir lo más alto posible para que el organismo se aclimate a ese medio que nos es hostil, y recuerde (un acto que algunos calificarían de sadomasoquismo) esa altura conseguida y las curiosas condiciones con déficit de oxigeno para la próxima vez.  Por cierto, no olvidemos que el caprichoso valle del silencio sigue delante nuestro. Pues efectivamente, si antes de ayer fue deshidratación, la jornada de hoy es prima hermana: insolación! Volvemos a ganar metro a metro hasta la pared del Lhotse,  es un trayecto cansino, poco vistoso alpinisticamente, pero de obligatorio tránsito. Lolo y Juanito consiguen llegar mediante las cuerdas fijas hasta los 7000 m, cerca del campo III. Juanjo tiene un gran problema con sus botas de altura La Sportiva, curiosidades de la adaptación, sus maléolos son maltratados hasta la saciedad una y otra vez por las caprichosas botas.  Está buscando otras botas por el campo base…

El sábado 30 de abril, en tres ligeras horas, Juanito, Lolo y Juanjo se plantan en el campo base, persiguiendo la añorada calidez de un hogar pasajero pero acogedor.

Juanito Oiarzabal, Lolo Gonzalez  y  Juanjo Garra

martes, 10 de mayo de 2011

ALEA JACTA EST. LA SUERTE ESTA ECHADA

JUANITO OIARZABAL PROYECTO 2 X 14 X 8000

Hemos cumplido con  los planes previstos. La aclimatación a pesar de los percances vividos en primera persona por todos y cada uno de nosotros, ya está completada. Más de 7.000 m positivos de desnivel acumulado, han acompañado nuestros días de trasiego hacia los campos de altura del Lhotse. 
El segundo ciclo de adaptación a este medio nuevo y diferente para nuestro organismo, ha tenido como culminación la llegada al campo III, a 7.100 m de altura. A A las 4 h de la madrugada del jueves 5 de mayo tiene como escenario nuestro inicio de la parte final de la aclimatación. Somos conscientes que el ritmo es más vivo, que no es tan cansino progresar por la cascada de hielo del Solo Khumbu. Tenemos visualizado mentalmente parte del recorrido, es como ir saludando todos y cada uno de los rutilantes seracs suspendidos en el vacío. Con sorpresa, en la parte alta del glaciar comprobamos, como un alud del hombro del Lho La, ha dejado caer parte de piedras y bloques de nieve destrozando un paso anterior, compuesto por un tramo de cuatro escaleras unidas  prodigiosamente, que levitaban sobre una gran grieta. Ahora el recorrido es más caótico si cabe.

A plena luz, dejamos atrás el campo I y afrontamos de nuevo el fatídico trayecto del valle del silencio. Esta vez, con más ánimo y decisión, bien escarmentados por la deshidratación anterior, hacemos el recorrido como quien ha visto las orejas al lobo. Llegados al campo II, no teniendo otra cosa mejor que hacer, nos dedicamos a ejecutar un trabajo de artesanía, intentar despegar la tienda del hielo (sin romperla) para dejarla en mejores condiciones. Una vez desplantada la tienda, nos dedicamos a palear nieve para dejar la superficie lo menos irregular posible, para que nuestras lumbares no se quejen en demasía. Al día siguiente descansamos, mientras van llegando nuestros compañeros de expedición, por un lado Carlos Pauner y su afable escudero Javier Pérez, y por otra parte el incombustible Carlos Soria y su inseparable sherpa, Muktu. Cada uno lleva su ritmo de aclimatación, pero los caminos se estrechan y cada vez el embudo de la cima hace que las coincidencias en altura sean mayores.

Los hay, que  apuestan por la ley del mínimo esfuerzo/máximo rendimiento; el menor tiempo en altura, con el menor desgaste para el organismo y cuando convenga dar el máximo esfuerzo en el momento determinado para alcanzar la cima. Otros apuestan  por teorías más clásicas, subiendo y bajando de los campos de altura para conseguir un mayor hematocrito, un entrenamiento progresivo y facilitar de  memoria reciente al organismo delante de la idiosincrasia que comporta  la altura.
El campo III nos espera. El sábado 7 de mayo volvemos a madrugar. Conseguimos llegar al extremo final del valle del silencio, donde una casi infranqueable rimaya, representa el inicio de la pared del Lhotse. El itinerario está asegurado por cuerdas fijas, las expediciones comerciales que llevan clientes al Everest se han encargado de ese proceso. Hace frio y filmamos en los diversos largos de la pared vertical. La mayoría del recorrido está compuesto de nieve dura y en pequeños tramos de un vivo hielo azul, que hace trabajar a nuestros crampones.  
Entre cinco miembros de la expedición, compartimos dos sherpas de altura, Norbuk y Lakpa. El campo III, se puede situar a dos alturas diferentes; para facilitar un mayor acceso al campo IV o bien para que no sea tan cansino el trayecto desde el campo II. Pues bien, al llegar a la disposición del primer campo, descubrimos que Norbuk y Lakpa, estaban instalando las tiendas en el lugar que no habíamos convenido. Juanito empieza a jurar en arameo, a gesticular, a gritar atropelladamente. No hay tu tía,  por la hora que era y por el arduo y penoso trabajo realizado de excavación en la pendiente, nos quedábamos ahí!

Antes de meternos en la tienda, descubrimos que la superficie no es apta ni para el faquir más aguerrido. ¿Porque siempre nos tocará a nosotros? Desmonta la tienda, aguántala con esmero y precaución no se vaya por la vertiginosa pendiente del Lhotse, palea nieve, haz un corte más profundo en la ladera… En fin, si no nos sobraban energías, las regalamos con el montaje de la tienda.

¿Os acordáis de aquella noche pasada en el campo I? ¡Pues nada que ver con la kafkiana situación que nos esperaba en el campo III !. Sabíamos que la predicción anunciaba rachas de viento en altura. ¡Pero que noche aquella, nuestra Mountain Hard Wear aguantó como una jabata! En pocas horas,  un lateral  fue acumulando una pesada nieve desde el exterior, perdiendo espacio en el interior y aprisionando al pobre Juanjo, apresado como en la esquina de un ring. Pasamos el resto de la madrugada, los tres sentados y apoyados en ese lateral, con el objeto de que la fuerza del vendaval no rompiese las varillas de la tienda. A las 6 de la madrugada Lolo y Juanito, armados de valor y mucha moral, salen a sujetar la virulenta situación con nuevos cordinos y estacas. Muchas de las tiendas que hay a nuestro alrededor, han sucumbido a las rachas de 100 km por hora. La retirada del campo III fue a las 7 de la mañana, con un frio que calaba aceleradamente, una serie de cruentos rápeles, con rachas de viento que nos  intentaban separar de la realidad, con unas  secciones de cuerda  que obligaban a cambiar cada vez el ocho (rapelador) sin guantes gruesos y nos hacían recordar parajes más halagüeños.

Alea Jacta Est. La suerte esta echada. Estamos a la espera. Unos más nerviosos que otros. Juanito es el más desesperado, tiene ganas, como dice él de:- ¡Dar el pegue!. Detrás de este hombre duro, a veces rudo, extrovertido, hiperactivo, está el otro Juanito, al que le gusta oír decir a sus hijos Mikel y Sangita, por teléfono vía satélite a 7.000 m, que le echan de menos. Tiene ganas de acabar con el Lhotse. Después le espera el Nanga Parbat, en Junio y tiene la necesidad vital de pasar unos días compartiendo la cotidianidad con su familia, pero que a la vez con el rabillo del ojo está pensando en el cargo aéreo de Pakistán, los problemas con el visado… 

Juanito Oiarzabal, Lolo Gonzalez  y  Juanjo Garra
9 de mayo de 2011